Este tipo de usuarios pueden llegar a ser peligrosos, ya que, aparentemente, su único objetivo es afectar la imagen de tu negocio, por lo que vale la pena entender su juego sin caer en él y saber cómo responderles de una manera adecuada.
Los haters no son lo mismo que los trolls, pues aunque ambos son hostiles, hay una gran diferencia entre ellos. Pero además existen los clientes insatisfechos, quienes no tienen nada que ver con haters o trolls.
Un troll, por ejemplo, acosa sistemáticamente a otras cuentas en las redes sociales sin ningún motivo aparente. Simplemente lo hace porque puede y porque quiere.
Un hater, en cambio, es un embajador negativo de una marca. Es una persona real que odia a la empresa por alguna razón y que no buscará darte un comentario constructivo sobre tus productos o servicios, sino simplemente mostrar su odio.
Ahora bien, ¿cómo diferenciar a un usuario hater de un verdadero cliente que buscaba desahogarse?
Un cliente enojado siempre hablará con argumentos y su intención será obtener solución a sus problemas por parte de tu marca, un hater alzará la voz sin conocer tu servicio o producto.
Solo recuerda que antes de bloquearlo, debe quedar en el historial de comentarios públicos la prueba de que le diste una atención amable y oportuna.