La gestión de clientes es uno de los mejores marcadores de la proyección de una empresa. Las que más futuro tienen la insertan dentro del centro de sus prioridades y dedican a ella esfuerzos conjuntos de los diferentes departamentos de la empresa.
Representa gestionar todo lo que en una empresa está en relación con los clientes. Estamos hablando de poner los recursos y procesos de la empresa al servicio del cliente. Es un paso necesario para lograr una empresa clientecéntrica.
En primer lugar, porque todos esos esfuerzos deben entenderse como una inversión que proporcione una fidelización del cliente. En segundo lugar, porque cada paso que damos en la dirección de la gestión del cliente sirve para depurar los procesos, reducir los costes y consolidar el conocimiento dentro de la empresa.
El cliente no nos valora por lo que hacemos, sino por lo que percibe de nuestra actividad. Debemos situar nuestro bien o servicio en un contexto determinado que permita mejorar su satisfacción, lealtad y la opinión que traslada a terceras personas.
Uno de los objetivos más importantes de la gestión de clientes es que clientes y empresa se embarquen en un proceso de autoconomiento y de reconocimiento mutuo. Las campañas de la empresa han de ser entendidas como un punto de partida. La buena gestión de clientes es la que es capaz de extraer los mejores frutos de esa comunicación.
En la actualidad, existen herramientas de gestión empresarial que se encargan de la gestión de las relaciones con los clientes integrando los canales web en la estrategia global de CRM empresarial con el objetivo de impulsar la coherencia en todos los canales en relación con las ventas, el servicio al cliente y el soporte, así como las iniciativas de marketing.
Nos ayudan a definir y medir el estado de la relación con los clientes y el grado de acierto de nuestras campañas comerciales. Sirven para el control y la toma de decisiones.
Ayuda a mantener la relación permanentemente regulada, buscando las mejores respuestas dada la experiencia previa y los datos disponibles. Y lo hacemos con la menor intervención humana, de forma que nuestro personal puede orientarse a los aspectos más estratégicos.
Existen, por ejemplo, desde herramientas que están plenamente orientadas a la gestión de clientes como otras que, además, pretenden insertarla dentro del conjunto de los procesos del negocio.